martes, febrero 22, 2011


Todas las mañanas del mundo...
son la misma mujer.


- La música está para decir aquello que la palabra no puede. Es por eso que no es del todo humana. ¿Ya descubrió que no está hecha para el rey?
- Descubrí que estaba hecha para Dios.
- Pues, se equivocó. Dios habla.
- ¿Para el oido?
- Lo que no se puede decir, no es para el oido.
- ¿Por dinero? ¿La gloria? ¿El silencio?
- El silencio es lo opuesto al lenguaje.
- ¿Los músicos rivales? ¿El amor? ¿La perdida del amor? ¿El abandono?...
- No, no, no...
(...)
- Un abrevadero para los que no tienen lenguaje. Para el asombro de los niños. Para suavizar los martillazos de los zapateros. Para el estado que precede a la infancia. Cuando no teníamos aliento ni luz.

(Retazos del diálogo entre
Monsieur de Sainte-Colombe
y Marin Marais en la película
"Todas las mañanas del mundo")