lunes, mayo 03, 2010

Hay que ponerse en marcha.
Deberíamos abandonar el lamento, el llanto, el quejío. Basta de excusas, de razones... ¿Y por qué no?... basta también de palabras: cuando definen sobre nosotros como piedras.
Recuperar la poesía, el sueño, la sonrisa, el latido. Apoderarnos, de nuevo, de la emoción en lágrima, del duende, el roce... Ser amables: hacernos dignos de serlo; ¡mucho más que amados!




La historia de Matt está contada y documentada en su propia página web "Where the hell is Matt?" (algo así como "¿dónde diablos está Matt?"). Pero resumiendolo: todo empezó como una broma entre amigos hasta que internet y su fuerza comunicadora lo distribuyó por el mundo. A veces, ese movimiento incontrolado parece un absurdo. Pero a menudo -como es el caso- hay algo que, más allá de los canales habituales de control de la información y el pensamiento, es capaz de detectar la esencia de una fuerza creadora, emocionante, inspiradora...
Aquel primer video hizo que una empresa -estos locos: Stride- pagara a Matt su siguiente viaje por el mundo, para grabar sus bailes por 39 paises y 7 continentes. Tras aquel segundo viaje, Matt, convertido ya en famoso por la fuerza vírica de internet, decide aprovechar los miles de correos electrónicos recibidos de todo el mundo y se lanza a bailar con ellos.
El absurdo florece...