sábado, noviembre 07, 2009



Que la vida iba en serio
uno lo empieza a comprender más tarde
-como todos los jóvenes, yo vine
a llevarme la vida por delante.
Dejar huella quería

y marcharme entre aplausos
-envejecer, morir, eran tan sólo
las dimensiones del teatro.
Pero ha pasado el tiempo
y la verdad desagradable asoma:
envejecer, morir,
es el único argumento de la obra.

Jaime Gil de Biedma
fue sin duda uno de los mejores poetas españoles. Y esta versión de Miguel Poveda es casi como un poema nuevo. Releer a Gil de Biedma es como un recuerdo. Es curioso que la juventud sólo nos parezca el lugar intenso del desconocimiento. Cuando los adultos vemos nuestro reflejo: ¿por qué es ahora cuando descubrimos que ya sabíamos?

Cuando teníamos 17 años, estos versos de Gil de Biedma invadieron nuestras vidas; como si allí hubieramos encontrado una verdad: "para saber de amor, para aprenderle, haber estado solo es necesario.Y es necesario en cuatrocientas noches -con cuatrocientos cuerpos diferentes- haber hecho el amor. Que sus misterios, como dijo el poeta, son del alma, pero un cuerpo es el libro en que se leen." Y años más tarde uno vuelve a releerla con la misma convicción desamparada: "ahí, hay una verdad".

Disfrutadlo.