domingo, mayo 23, 2010


Remembering Tibet...
 Esta noticia me ha llegado vía Periodismohumano, gracias al Comandante Che. NGWANG CHOEPHEL es el director de un documental titulado "Tibet In Song".
"En 1995, armado de una libreta, una grabadora y una cámara de video, Ngawang viajó de regreso a Tíbet con el único objetivo de grabar música tibetana para codificarla y tratar de evitar que el fallecimiento de los ancianos se llevase sus acordes a la tumba para siempre. Fue detenido. Gran parte de su material, confiscado. Condenado a 18 años de cárcel y acusado de espionaje, podría haberse podrido en un penal Chino si su madre no hubiera decidido permanecer durante casi tres años protestando ante la Embajada China en la India. Su ejemplo llegaría a oídos de las organizaciones de Derechos Humanos y finalmente la presión ejercida por Amnistía Internacional consiguió que, tras siete años en las poco confortables prisiones comunistas, Ngawang fuese puesto en libertad en 2002." (Teneís una estupenda entrevista con Ngwang en el artículo de Periodismohumano.)
 Me parecía interesante traer aquí la sugerencia del C. Ché por dos razones. La primera, por los entrañables recuerdos que me trae de nuestro viaje por el increible y majestuoso Tibet, allá por el año 2006. Cuando el KR todavía viajaba -¿volverán las oscuras golondrinas...?-.

El Ché y quien esto escribe descendimos -después de despedir al K. Karmaikel- desde Lhasa hasta Kathmandu, Nepal, por la autopista de la amistad. Un recorrido que, gracias a los controles chinos y su escasa amabilidad, se convirtió en un campo-a-través por uno de los lugares más increibles de la tierra. Un paisaje tan humano, que uno se siente abrazado por la inmensidad del mundo. El guía/chofer que nos lanzó a semejante aventura era un tipo encantador, de pocas palabras y que se golpeaba la cabeza con la mano, cada vez que el inglés se le atascaba. El mismo tipo que tenía que esconder las cintas de música tibetana que ponía en la radio del coche, cada vez que nos encontrábamos con un control chino. Entonces, yo no sabía nada de Ngwang.

La segunda razón para traer la noticia a este blog, es el descubrimiento del periódico online que os he enlazado arriba un par de veces. Aún nos queda trecho...

lunes, mayo 03, 2010

Hay que ponerse en marcha.
Deberíamos abandonar el lamento, el llanto, el quejío. Basta de excusas, de razones... ¿Y por qué no?... basta también de palabras: cuando definen sobre nosotros como piedras.
Recuperar la poesía, el sueño, la sonrisa, el latido. Apoderarnos, de nuevo, de la emoción en lágrima, del duende, el roce... Ser amables: hacernos dignos de serlo; ¡mucho más que amados!




La historia de Matt está contada y documentada en su propia página web "Where the hell is Matt?" (algo así como "¿dónde diablos está Matt?"). Pero resumiendolo: todo empezó como una broma entre amigos hasta que internet y su fuerza comunicadora lo distribuyó por el mundo. A veces, ese movimiento incontrolado parece un absurdo. Pero a menudo -como es el caso- hay algo que, más allá de los canales habituales de control de la información y el pensamiento, es capaz de detectar la esencia de una fuerza creadora, emocionante, inspiradora...
Aquel primer video hizo que una empresa -estos locos: Stride- pagara a Matt su siguiente viaje por el mundo, para grabar sus bailes por 39 paises y 7 continentes. Tras aquel segundo viaje, Matt, convertido ya en famoso por la fuerza vírica de internet, decide aprovechar los miles de correos electrónicos recibidos de todo el mundo y se lanza a bailar con ellos.
El absurdo florece...