O la poesía...

O el surrealismo, el Zen, la vanguardia, quizás la broma... John Cage compuso esta obra: "4´33". Al menos, por una vez, un auditorio no se sirvió de excusas para escuchar. ¿Lo oís?

Todo está contado en el vídeo.
Para los Flanders del mundo...

...que son muchos!

Este vídeo me llego por una amiga.Gracias.

La voz de los borrachos... de los locos... o de los niños... dicen que sólo ellos cuentan la verdad.
En 1992 -hace ya 17 años- una niña de 12 llamada Severn Suzuki se pago el viaje desde Canada hasta la Conferencia de Medioambiente y Desarrollo "The Earth Summit" celebrada por la ONU en Río de Janeiro. Ella y sus amigos fundaron en Vancouver ECO, una ong preocupada por el medio ambiente, y se permitieron dirigirse así a los políticos de todo el mundo.

Es obvio que no hay más sordo, que el que no quiere escuchar...

Piensa en esto: cuando te regalan un reloj
te regalan un pequeño infierno florido,
una cadena de rosas, un calabozo de aire.

(Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj.
J. Cortazar)

Quién no ha querido saber, alguna vez, dónde aparecieron esos seres que "andaban por ahí"... "indefinibles, muy amigos"... Las historias de cronopios, famas y esperanzas de Julio Cortazar. Y contado por el mismo.

Para mis amigos..., esos poetas.

Buscando la mítica escena del camarote de los Hermanos Marx, me he encontrado con esta entrevista (subtitulada) de 1973 con el otro gran cómico Bill Cosby. A la edad de 83 años, Groucho demuestra que si los jubilados aún siguen prefiriendo jugar a las cartas, no es porque el cerebro se vuelva un tapete.

Qué grandes son los grandes!

Me quedo con esta frase:

"Nunca es nada como El Fin". La dice el anciano indio Hopi -Arizona- del vídeo que os enlazo hoy. Ver estos días que los autobuses públicos de medio mundo se usan para discutir sobre la existencia o no de Dios (o dios), con los agnósticos y los católicos mediando -al menos aquí, pero allí serán algunos islamistas atentando, allá unos judíos bombardeando... y suma y sigue...- ver eso, digo, me recuerda que la impúdica "sociedad del espectáculo" ha olvidado que nosotros, los humanos, somos los actores, no los espectadores, de esta obra que es la vida.

¿Dónde tenemos puesto nuestro límite?...