lunes, junio 07, 2010



La primera vez que vino,
me contó que podía adivinar los cambios climáticos con hasta tres o cuatro días de antelación. "A veces, cuando el tiempo va a cambiar bruscamente, me duele tanto la cadera que no puedo ni moverme. Pero… ¿qué hago yo con este don?" Hablamos del primer picnic de un ex-presidiario tras 30 o 40 años encerrado, de las vidas que se congelan en la cima de una montaña, de las cosechas que alimentan al mundo, de las esperanzas en los días de boda, de las cometas, de las flores, de abril, de la ropa colgada…

En el periódico de hoy venía su pequeño anuncio diario: “Hay un rayo de luz doliendo en mi rodilla