Lo mejor de Francesco Tonucci,
el psicólogo italiano, son sus dibujos -firmados como Frato- y la visión ácida e inteligente de la relación que mantenemos con lo niño en nuestros entornos sociales modernos.Acabo de llegar de Italia, de visitar a Francesco, y aunque personalmente creo que La citta dei bambini su "proyecto político" -como él lo define- necesita airearse y enriquecerse con otras experiencias, no cabe ninguna duda que algo ha empezado a moverse en los pueblos y las ciudades.
¿Será posible otro mundo?
3 comentarios:
Tardé en ver lo que tan claramente transmites, terdé en verlo. Pensé y creí en un sistema que iba a dar a mi hijo aquello que yo no podía darle....y tardé, tardé tanto que hoy soy padre de un hijo al que el sistema ha rechazado, marginado, un sistema que ha borrado la sonrisa de su cara, no sabe reir, no se acuerda, yo, no pasa un día sin que recuerde cuando lo hacía. Él se olvidó desde el momento en que al no valer para él aquello que valía para los demás fué excluido. El sistema no funcionó.
Pensé en un sistema dador de un porvenir para un niño, hoy, menos niño y sin otra aspiración que el consumo de algo que le haga olvidar aquello que quiso imponersele...., pero que nada le dió a cambio, sólo aislamiento, y del que hoy surge el dolor también de mi fracaso.
Una vez más, encuentro en tu espacio parte también del mío.
Gracias Arkho. Nos oiremos, aquí y en otros espacios que sin tú saberlo compartimos.
Tus visitas, que suenan a Aute -pasaba por aquí...-, resultan no sólo refrescantes; es que además, amigo/a, aportas la reflexión intensa de las cosas vividas.
Gracias, es un placer tenerte de compañero/a de viaje. Un gusto que este espacio sea de uso público y común. Siempre serás bienvenido/a. Incluso esperado/a.
Saludos.
PD: ...y sí, de momento, sin yo saberlos...
Sobran las "a"... leo que eres padre.
Se me olvidaba aportar algo más: "lo niño", aquello que aún queda vivo en el fondo de todos nosotros, -afortunádamente- siempre triunfa. No lo dudes.
A veces sólo es en ráfagas, en destellos que de vez en cuando aparecen. Si, además, sabemos seguirlos -se puede aprender-, es posible rescatar, co-ser las heridas y ayudar a recuperar lo que nos fue robado. Hay caminos para el desaprendizaje. Afortunadamente, también.
Un abrazo.
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