miércoles, marzo 09, 2011



(de Nomadas in transit)

Pidieron sacrificios
para adorar a un dios que, al cabo, requirió cuerpos durante siglos. Relojes de sangre densa marcando años, dejando vacíos. Insaciable, el dios extendió su sed sobre hombres y mujeres, niños y ancianos. Y al tiempo, hasta los sacerdotes fueron sacrificados.

Al fin, el último vivo abrió las entrañas del propio dios ofreciéndole su propia muerte.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

;)
y
qué viejos ya.. será qué viejos ya.

Alicia M B Ballard StudioGaleria dijo...

... largo y razgante el aprendizaje no?

beso