(de Nomadas in transit)
Pidieron sacrificios
para adorar a un dios que, al cabo, requirió cuerpos durante siglos. Relojes de sangre densa marcando años, dejando vacíos. Insaciable, el dios extendió su sed sobre hombres y mujeres, niños y ancianos. Y al tiempo, hasta los sacerdotes fueron sacrificados.
Al fin, el último vivo abrió las entrañas del propio dios ofreciéndole su propia muerte.
2 comentarios:
;)
y
qué viejos ya.. será qué viejos ya.
... largo y razgante el aprendizaje no?
beso
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