"Mis tardes con Margaritte"
- o "La Tête en friche"-
es una película sencilla pero muy dulce de Jean Becker ("Conversaciones con mi jardinero", "Dejad de quererme"...). Aunque la imagen del vídeo no es muy buena, tampoco importa. Porque lo realmente hermoso e intenso de este tramo final de la película es el texto. Hubiera bastado ese minuto y medio de carretera y voz rodante, para que la película estuviera terminada.
Gozarla: es la palabra.
"Fue un encuentro poco corriente entre el amor y la ternura, en su camino no había duda, tenía nombre de flor. Vivía rodeada de palabras, adjetivos traídos por los pelos, verbos que crecían como la hierba, algunos lloraban de forma oscura, pero ella atravesó mi cascarón y se me coló con dulzura hasta mi corazón.
En las historias de amor no siempre hay solo amor, a veces no hay ni un te quiero y sin embargo queremos. Fue un encuentro poco frecuente, la conocí por azar en un banco de la plaza, no abultaba mucho, no era más grande que una paloma con sus pequeñas plumas. Allí estaba, rodeada de palabras, nombres comunes como el mio.
Me dio un libro, luego otro, luego muchos más, páginas que estallaron en mis ojos. No te mueras todavía, tienes tiempo, espera. No es tu hora pequeña flor, dame un poco más de ti, dame un poco más de tu vida, espera. En las historias de amor no siempre hay solo amor, a veces no hay ni un te quiero y sin embargo queremos."
2 comentarios:
No siempre hay solo amor,
pero amor hay siempre.
Nere bizitzaren ardatza
zu.
... como una caricia
como un querer
sin decir "te quiero"
bello
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