Nasrudim fue invitado a dar una charla a los habitantes de un pueblo alejado. Subió al podio y dijo : ¡Oh pueblo!, ¿ Sabéis lo que diré?. Uno gritó: "no". Entonces Nasrudim contestó: “en este caso me abstendré de instruir a una comunidad tan ignorante”, y se fue.
Los ancianos de la comunidad lograron que Nasrudim volviera. De nuevo empezó Nasrudim su discurso: ¡Oh pueblo! ¿sabéis lo que diré?. Algunas personas para borrrar la mala impresión de la vez anterior dijero: "sí". “En este caso no hay necesidad de hablar” y Nasrudim abandonó la sala.
En la tercera ocasión, después que una delegación lo visitara para rogarle otro esfuerzo, se presentó ante la asamblea de nuevo y empezó ¡Oh pueblo! ¿Sabéis que diré?. Como se quedara esperando una respuesta, uno de los asistentes dijo: “algunos de nosotros sí y otros no”. “Pues bien -dijo Nasrudim mientras se retiraba- que aquellos que lo saben se lo digan a los otros”.
El sufismo es una de las "vías" místicas más antiguas que existen en el mundo. Más allá de las creencias qué bueno sería que el gozo común fuera un baile de gentes. Que nuestra vejez brinque entre los demás...
3 comentarios:
a mi el cuento sufi este me ha recordado un poco a La vida de Brian.
Solo faltaba que el profeta pronunciara mal la egre...
Viva el Frente Popular de Judea!
"LA SABIDURIA DEL SILENCIA":
!Permanece en silencio, oh tu que sabes muchas cosas! Pues el que habla poco estara libre de reproche en el dia del juicio.
El hombre de muchas palabras esta sordo; no hay mejor consejo para el que el silencio.
Cuando deseas hablar continuamente, no encuentras dulce el discurso de los demas.
Los que reflexionan sobre el bien y el mal son mejores que los frivolos de respuesta rapida.
El que habla poco no se avergúenza; un grano de almizcle es mejor que un monton de lodo.
Guardate del necio cuyo volumnen de palabras es como el de diez hombres: lanza cien flechas ninguna da en el blanco. Si eres sabio, dispara una sola, pero recta. No pronuncies calumnias junto a una pared; suele ocurrir que detras hay orejas que escuchan.
Encierra tus secretos dentro de la muralla de tu mente y guardate de que nadie encuentre las puertas abiertas.
El sabio se cose la boca: La vela arde por el pabilo.
EL BUSTAN
SAADI DE SHIRAZ (maestro sufi y poeta)
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